El día de muertos es una de las tradiciones que nos identifican como mexicanos. Y es tan
importante que, en 2008 la UNESCO lo declaró como patrimonio inmaterial de la humanidad. Por
lo que hoy el Colegio Villa Zea se dio la tarea de investigar algunos datos relevantes a estas fiestas.
Según los aztecas, en el más allá existían 13 cielos y 9 infiernos, y las personas al morir se iban a un
cielo diferente, dependiendo de su comportamiento en la tierra.
Los españoles celebraban una festividad católica llamada “día de todos santos” Y cuando fuimos
conquistados, estas dos tradiciones fueron mezcladas hasta convertirse en lo que hoy conocemos
como las festividades del día de muertos.
Dentro de la cultura popular mexicana existen diversas tradiciones en torno a estas festividades,
una de ellas son las calaveras literarias, las cuales son rimas o versos que se mofan de la muerte y
son dedicadas a personas vivas. Otra tradición en estas fechas es la ofrenda de muertos, ya que se
dice que los difuntos están autorizados durante las festividades a venir del más allá a visitar a sus
parientes vivos, por lo que la familia se prepara con los alimentos favoritos y objetos queridos del
difunto para agasajarlo.
Las ofrendas constan de tres niveles, los cuales representan a Dios padre, Dios hijo y Dios Espíritu
Santo y las cruces son un recordatorio del miércoles de ceniza, “Polvo eres y en polvo te
convertirás”, además de que hay quien dice que la cruz representa los cuatro puntos cardinales,
recordemos que estás tradiciones son una combinación de nuestras culturas ancestrales con la
religión católica.
Los pétalos de las flores de Cempazúchitl con sus colores vistosos, son colocados formando
caminos, los cuales representan la luz del sol para guiar a los difuntos a llegar a la tierra. Cada altar
debe tener representado a los cuatro elementos; el aire con el papel picado, el agua con vasijas
llenas, el fuego con velas y la tierra con los frutos obtenidos de esta. Además, se colocan adornos
como las calaveras de azúcar o amaranto con el nombre del difunto, el pan de muerto el cual tiene
simulados los huesos de los fallecidos, la sal que es un símbolo de purificación la cual ayuda a que
las almas no se corrompan en el viaje de ida y vuelta al más allá, el incienso que atrae a los
muertos hacía el altar y los protege de peligros, y por supuesto no pueden faltar las comidas
típicas como el mole, arroz, pipián, tamales, etc. Otro elemento que no puede faltar son las
fotografías de los difuntos y si se trata de niños se colocan dulces y juguetes en la ofrenda.
Uno de los ornatos de estas fiestas es “la catrina”, creada por el grabador mexicano José
Guadalupe Posada y bautizada por el pintor Diego Rivera. La catrina representa a las damas
burguesas fallecidas, una vez más mofándonos de la muerte.
El folklor mexicano nos hace sentirnos orgullosos de lo que somos, no perdamos nuestras
tradiciones, enseñemos a nuestros niños a valorarlas y respetarlas, cosas como estas nos hacen
ser una nación única e irrepetible.