Una fórmula segura para criar a un niño violento.
¿Qué hace que los niños estén dispuestos a pelear, morder, gritar, ser crueles y romper la propiedad de otro?
La receta si se sigue al pie de la letra tendrá muy probablemente resultados efectivos:
Ignore al pequeño, humille y moléstele. Grítele mucho. Muéstrele su desaprobación a todo lo que haga. Anímele a pelear con sus hermanos, pelee mucho, sobretodo físicamente con su cónyuge y péguele mucho.
Y si todo esto no da resultado, póngale frente al televisor y autorice al menor para ver todos los programas violentos que haya, facilítele los videojuegos durante horas.
Las sugerencias mencionadas anteriormente reflejan las conclusiones de numerosos estudios que han explorado los orígenes de la agresividad.
La frustración, resultante con frecuencia de castigos, insultos y temores, no lleva necesariamente a la agresividad, pero un niño frustrado, con mayor probabilidad actuará agresivamente que uno satisfecho. (Bandura, Ross y Ross, 1961). Pegar a los niños proporciona un doble incentivo para hacerlos violentos: aparte de sufrir dolor y humillación, los niños observan el ejemplo de un adulto con el cual ellos se identifican actuando agresivamente. Los padres que golpean a sus hijos les dan un ejemplo vivo del empleo de la agresividad en el mismo momento que están tratando de enseñarles a no ser agresivos.
Hoy en Colegio Villa Zea, los invitamos a reflexionar, ¿qué estoy haciendo para invitar a que mi hijo sea agresivo?